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DE TÍA A EDUCADORA

Actualizado: 3 may 2021

No es solo un cambio de nombre


por Javiera Libertad



¿A cuántas de nosotras no nos dijeron; “Ah! ¿Tu cursas Papel Lustre I y Papel Lustre II”, cuando dijimos que estudiábamos Educación Parvularia? o “estudias eso porque te gustan los niños”, ¿Cuántas no fuimos denominadas como “las niñas de párvulo” incluso por docentes universitarios?

Esto se debe a que durante años la Educación Parvularia en Chile, fue un nivel educativo al cual lo de educativo se le atribuía poco. Los jardines infantiles fueron mirados como un espacio exclusivo de cuidado y a los adultos que allí desempeñaban su labor se les otorgaba el rol de cuidadores, conocidas como “tías” los equipos pedagógicos desempeñaban su trabajo bajo la concepción de ser un adulto que estaba ahí para cuidar a niños y niñas mientras sus padres o madres estaban en el trabajo.


Con el transcurso de los años y en medida que fuimos comprendiendo la relevancia de este nivel educativo para el aprendizaje y desarrollo del ser humano, el paradigma poco a poco ha ido cambiando, transformándose la educación Parvularia en un nivel educativo visible. Tanto así, que en mayo del 2015 se crea la Subsecretaría de Educación Parvularia, relevando la importancia de contar con instituciones que orienten, normen y acompañen estos niveles educativos, contribuyendo con documentos orientadores y procesos de evaluación y acompañamiento especialmente diseñados para el nivel, reforzando aquello que sospechábamos hace un tiempo, la educación de los 0 a los 6 años requiere de una mirada profesional, consciente y respetuosa del aprendizaje que se genera en estos primeros años de vida.


Pero ¿es este nuevo paradigma, algo que nos viene a hablar solo del ejercicio profesional en Educación Parvularia?


A nuestro parecer no lo es, el cambio es mucho más profundo y viene a relevar la mirada que hoy comenzamos a tener de niños y niñas.


Comprender la importancia del rol que tienen los adultos y las instituciones que trabajan con fines educativos entre 0 y 6 años, también nos viene a hablar del cómo los vemos a ellos, viene a entregar la esperada dignidad que le debíamos a nuestra infancia; aquella que siempre debió tener el protagonismo de su educación, viene a romper con salas de niños y niñas sentados, haciendo lo que el adulto instruye, porque es el adulto quien decide por ellos y porque ellos “no sabrían” qué hacer.


El acento profesional que hoy se pone a la Educación Parvularia, viene a despertarnos de un tiempo de letargo en el cual las cosas se hacían “porque siempre se habían hecho así” o “porque así funciona”, vienen a hablarnos de reflexión crítica, de toma de decisiones basadas en información sistematizada, viene a hablarnos de política pública y de ciudadanía bien concebida. Nos invita a entregar el protagonismo del aula para observar a niños y niñas, para mirar la complejidad y el profundo sentido de su juego, de sus diálogos, de sus movimientos, para acompañarlos con intencionalidad pedagógica en el descubrimiento del mundo, enriqueciéndonos de su diversidad e inteligencia.

Cuando somos capaces de observar, registrar, esperar, de dejar que el niño y la niña tomen decisiones, de evaluar, de cambiar nuestra práctica en virtud de esa evaluación, de comunicarnos con la familia como un aliado en la educación de sus hijos, cuando decidimos en virtud de lo pedagógico y nos acompañamos de nuestros referentes, entonces algo cambia, nos transformamos en algo más que la Tía, dejamos de ser cuidadores y nos transformamos entonces; en Educadoras, en educadoras conscientes de la importancia de nuestro quehacer cotidiano, en educadoras empoderadas de la relevancia del nivel educativo en el cual nos desempeñamos, nos convertimos en las responsables de demostrar porqué no hablamos de educación “preescolar” y que ello es simplemente porque no somos la previa de ningún otro nivel educativo, sino más bien un nivel relevante en sí mismo.


Que el juego no es una nimiedad infantil si no más bien, el sostén de los aprendizajes más significativos para la vida, que los párvulos son importantes no porque sean “los adultos del mañana” si no más bien porque son los niños y niñas de hoy.

¿Y las tías?, probablemente en las casas, hermanas de padres y madres.

¿Y las educadoras?, en el jardín infantil, reflexivas, conscientes y profesionales.


 

WEBINAR

"De tía a educadora"

Miércoles 05 de mayo

18:00 hrs. Chile



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